
He viajado de Norte a Sur y de Este a Oeste, he cruzado fronteras, ahora inexistentes, desde el Sur al Norte de Portugal… más de 20.000 km en un mes… parando, comiendo y hablando… he conocido andaluces, valencianos, extremeños, castellanos, maños, catalanes, gallegos, asturianos, vascos, madrileños, paquistaníes, marroquíes, congoleños, colombianos, argentinos, portugueses… y con nuestras individualidades todos somos muy parecidos… algunos rodeados de personas… otros solos… unos amando, otros odiando… y la gran mayoría con poco tiempo para nada o todo…
Aun estoy aprendiendo a empezar y todo día nuevo es un comienzo… añoro personas cercanas… paisajes conocidos, añoro aromas y aprendo a reconocer personas, paisajes y aromas nuevos.
Cuando, por la causa que sea, sale de nuestra cotidianeidad alguien a quien hemos amado o que ocupaba un espacio estelar, nos invade una sensación de soledad, un vacío, una nada enmudecida que nos sume en la tristeza. Estoy aprendiendo a admitir la ausencia de una persona insustituible. Aprendiendo a verme perdida, a encontrarme y sin referencias en las que antes me apoyaba para afrontar la vida, aun a sabiendas que en el momento que lo necesito aun está ahí, con lo que me siento una privilegiada.
Somos personas sociales que necesitamos de los demás para hacernos a nosotros mismos. Y no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar nuestra autoestima, ya que ésta se genera cada día en la interrelación con las personas que nos rodean.
La sensación de pérdida es irreemplazable pero no debe ser irreparable. Si nos permitimos sentir la tristeza y nos proponemos superarla a base de confianza en nosotros mismos, podremos reunir fuerzas para establecer nuevas relaciones. Hemos de intentar que la carencia de esa persona no se convierta en una carencia general de relaciones. Esta soledad os aseguro que es dolorosa, pero puede convertirse en positiva si la interpretamos como oportunidad para aprender a vivir el dolor sin quedarnos bloqueados y podremos generar recursos y habilidades para continuar caminando por la vida. Debemos interiorizar y controlar el dolor, sabiéndolo parte inherente a la vida, aprendiendo a no temerlo y a no mantenernos al margen del sufrimiento como si de una debilidad o incapacidad se tratara. Quien sabe salir del dolor está preparado para disfrutar en plenitud los momentos venideros.
Quien no sabe salir de ese dolor… se siente solo, no deseándolo… no tiene un mínimo de confianza en la gente que le rodea… siempre con miedo a que le rechacen. Plantan un muro a su alrededor, viven el vacio que ellos mismos crearon y se justifican diciendo: “no me entienden", "la gente sólo quiere hacerme daño", "para lo único que les intereso es para sacarme algo", "cada vez que confías en alguien, te llevas una puñalada".
Miden el tiempo que dedican a los demás, muchas veces esquivándolo con la frase “tan solo un minuto” y valoran su tiempo como algo único. Se visten de una apariencia de fortaleza, autosuficiencia... Y todo, para esconder la inseguridad y el miedo a que no se les quiera o no se les respete. Atesoran su tiempo, se vuelven egoístas… con el tiempo se darán cuenta que es tiempo perdido.
Creo que hay un tiempo para comunicarnos con los demás y otro (que necesita de la soledad) para establecer contacto con lo más profundo de nosotros mismos. Hemos de "hablar" con nuestros miedos, no podemos ignorarlos ni quedarnos bloqueados por ellos. Debemos aprender a equilibrar los momentos en que nos hablamos y atendemos a otros, y los que dedicamos a pensar, en soledad, en nuestras propias cosas y sentimientos... sin importar si este tiempo u el otro se ve interrumpido… según la necesidad de otra persona… interrumpir los tiempos no es perderlos… podemos hacer una pausa en eso que supuestamente es tan importante y dedicar un minuto a quien lo necesita… este minuto no es tiempo perdido, es tiempo nuevo vivido.
Hay quien va siempre corriendo por esta vida, valorando el tiempo… diciendo “espera un minuto… es solo un minuto”. Deberíamos enseñarle a caminar más despacio… sin prisa… aprendiendo a valorar lo que cada uno da de su tiempo...
Pensemos para lo que sirve un minuto… teniendo en cuenta que cuando alguien nos pide, ya sea de palabra, con gestos o a través de una mirada (no todas las personas se atreven a decirlo) los sentimientos que se provocan diciendo “espera un minuto… es solo un minuto… tengo solo un minuto”
Siempre me enseñaron que para vivir y disfrutar el momento siempre hay que hacerlo sin tiempo y principalmente sin contarlo…
Os voy a contar lo que me enseñaron y significa un minuto para mí;
Un minuto sirve para sonreír, sonreír para el otro, para ti y para la vida.
Un minuto sirve para ver el camino, admirar una flor, sentir el aroma de la flor, sentir el césped mojado, percibir la transparencia del agua.
Un minuto sirve para escuchar el silencio.
Un minuto vale para decir el sí o el no, ese que cambiará nuestra vida. Un minuto basta para un apretón de mano y conquistar un nuevo amigo.
Un minuto basta para abrazar y animar al que esta sufriendo.
Tan solo es necesario un minuto… para sentir la responsabilidad, el pesar en los hombros, la tristeza de la derrota, la amargura de la incertidumbre, el hielo de la soledad, la ansiedad de la espera, la marca de la decepción, o la alegría de la victoria. En un minuto se puede amar, buscar, compartir, perdonar, esperar, creer y ser. En un minuto se puede salvar una vida. Tan sólo basta un minuto para incentivar o desanimar a alguien.
En tan solo un minuto podemos decidir la reconstrucción de un hogar, de una vida. Minutos... Minutos… Minutos...
¿Cuántas veces los dejamos pasar sin darnos cuenta?
¿Cuántas veces traemos a nuestra vida los recuerdos de los minutos vividos llenos de alegría y tristezas? Con frecuencia se dice a los demás cuando esperan "es tan solo un minuto"... que nos parece nada, pero…
¿Cómo se aprecia ese minuto al levantar la mano y saludar a un amigo que se va para siempre?
¿Cómo se espera ese minuto que nos lleva a reunirnos con los que amamos? ¿Cómo nos llena de emoción ese minuto cuando un hijo nace?
¿Cómo nos afecta el que la vida otorgue más minutos a quienes la muerte separará físicamente y no veremos más? Un minuto parece tan poquito, y sin embargo, puede dejar una huella tan profunda en nuestra vida. Aprendamos a vivir la vida intensamente. Aprendamos a no posponer las emociones de la vida pensando que "sí no es hoy, será mañana". Dispongamos de ese minuto… para escuchar, abrazar, consolar, reír, llorar, amar…
¡Cuánto tiempo perdido!… Dicen muchos… con el pasar del tiempo…
Cuando perdemos algo, tenemos la esperanza de volver a encontrarlo. Pero cuando hemos perdido el tiempo ¡adiós esperanza! Su pérdida es irreparable.
Aprovechemos el tiempo, caminemos despacio, parémonos en el camino… demos la mano, escuchemos… preguntémonos cuanto de bueno o malo tiene nuestro tiempo… no la cantidad vivida o lo que nos queda.
Viviendo y valorando cada instante que tengamos en la vida ahora, cada paso que demos, cada respiración, cada momento, cada amanecer, cada anochecer… si podemos hacer esto, no nos reprocharemos el tiempo perdido al mirar hacia atrás.
Aprenderemos a vivir el ahora y no el ayer… sin importarnos en demasía el futuro… que siempre será el que nosotros nos labremos, sin miedo...
Espero que hayáis tenido unas buenas fiestas y una buena entrada de año.
Un saludo a tod@s.

5 comentarios:
Hola ,María Gemma:
Muy buena entrada, no se esperaba menos, desde luego. La verdad es que si lo pensamos, muchas veces lo dejamos todo "para luego", y luego puede que ya no haya esa oportunidad. Como bien dices, ese minuto se puede dedicar a una sonrisa, a decir a alguien que le quieres, a pensar en cómo mejorar este mundo, etc. Un minuto puede dar para mucho. Los humanos suelen confiar en que el tiempo les esperará, sin saber que el tiempo nunca espera a nadie.
Un abrazo.
Es agradable ver que todavía andas por ahí. Un saludo y un deseo de corazón de que este año 2010 te vaya mejor que cualquiera de los anteriores, que seguro que eso es posible
Saludos de Año Nuevo con mis mejores deseos.
Me alegro de verte de nuevo, Gemma. Te deseo esa fuerza que seguro ya tienes por la personalidad arrebatadora que nos demuestras en cada uno de tus posts. Ya verás como siempre hay algo positivo, incluso detrás de experiencias duras, durísimas de la vida. Que sigas aprendiendo. Que nunca dejemos de aprender.
Un saludo cariñoso desde Galicia.
Ánimo viajera. Detrás de un minuto viene otro de igual duración, pero de distinto contenido. Con la de minutos que han pasado desde el origen del tiempo y en todos han pasado cosas diferentes.
Me alegro de volver a leerte. Voy a cambiar el enlace que tengo en mi blog porque se metió una cosa muy rara. A ver si a partir de ahora funciona mejor.
Un beso
Publicar un comentario