La polémica de la Educación para la Ciudadanía. El video de la polémica.






Lo mas triste del video, es que representa a un buen numero de personas que piensan como el "tontolaba" del video y que están convencidos de ello, para ver algo así, no hace falta ver el video, echad un vistazo a la cantidad de mujeres maltratadas, o a los jueces, “personas cultas y justas”, que se niegan a casar a dos personas del mismo sexo y les niegan el derecho de adopción…

La asignatura de Educación para la Ciudadanía, es algo mas serio que el video, educara a nuestros hijos sobre la libertad y la responsabilidad en la toma de decisiones, los derechos del niño, el reconocimiento y aprecio de las diferencias de género, la identificación de rasgos de diversidad cultural, los principios de convivencia establecidos por la Constitución, además del respeto a las opciones laicas y religiosas de los ciudadanos, funcionamiento de los regímenes democráticos, bienes comunes, racismo y violencia, respeto y cuidado del medio ambiente y los conflictos del mundo actual, entre un montón de asuntos mas.
La asignatura enseñará a nuestros hijos a aprender a reunirse desde muy pequeños, a discutir "aceptando la opinión del contrario" y a elegir a sus representantes, entre otras cuestiones.
Y esta asignatura viene entre otras cosas, porque las familias son incapaces de detener el vendaval que esta sociedad de consumo, superficialidad y violenta manipulación desata, a través de sus hijos, en los salones de sus casas. No soy capaz de atar a mi hijo, dicen muchos padres, a los profesores, cuando estos los citan por un problema de comportamiento. No se preocupe, señora: aquí está la Educación para la Ciudadanía para solucionarlo.

Hablemos.

Dialoguemos.

Vamos a solucionarlo como personas civilizadas.

Venga usted con “la Supernanny” a clase, y allí encontraremos el modo de convivir sin tensiones.
¿Y después de clase que ocurrirá, quien educara a un montón de padres xenófobos o racistas, maltratadores, machistas, maleducados, etc.?


A mi entender, pensar por uno mismo y ser crítico es un peligro en sociedades en las que todos tenemos que vivir democrática, solidaria, fraternal, cosmopolita y civilizadamente. La realidad problemática, la de ahí fuera, no tendrá mucha cabida en las aulas si no nos educamos todos.
Quizás la implantación de la Educación para la Ciudadanía sea el símbolo del fracaso de toda una sociedad: familias que no son capaces de responsabilizarse de la educación cultural, emocional y sentimental de sus hijos, medios de comunicación dominados por el negocio que imponen modelos que nada tienen que ver con el comportamiento cívico y ciudadano, situaciones cotidianas marcadas por la injusticia y la desigualdad, y decisiones políticas que desvían la atención, pretendiendo trasladar a la educación de la escuela, funciones que quizás no le competan. La educación para la ciudadanía puede y debe existir, sí, pero como una tarea social, de todos y no sólo de los profesores.
Si se entiende que una asignatura que nos enseña la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los valores, derechos y deberes, los principios éticos y cívicos de la igualdad, la diversidad o el desarrollo sostenible, o las formas de combatir la xenofobia o la violencia de género ¡que queréis que os diga! “Adelante con la Educación para la Ciudadanía”.
Algunos políticos prefieren politizar el asunto, los machistas para que no haya igualdad de género, la iglesia “mas valdría que tuviera la boca cerrada en un país oficialmente laico”.
La democracia es algo esencial y necesario para todos los ciudadanos, los cuales, de derechas o de izquierdas, debieran respetarse y convivir mejor, para que nunca más les arrebaten el más preciado tesoro del que un ser humano puede disponer: la libertad.
Y si el problema es que entrados en pleno siglo XXI algunos siguen queriendo educar a sus hijos en la religión y no bajo los principios de esa educación laica que establece la Constitución, pues bueno, mi opinión es la de que, quien quiera educar a sus hijos en la fe cristiana, pues que los lleve a la Iglesia para que les enseñen la palabra de Dios, les envíen a catequesis, o les lean la Biblia en su entorno familiar.
Lo siento pero no entiendo a que viene este debate encarnizado que se traen.

“Que si la educación moral es patrimonio exclusivo de los padres, y de la Iglesia”, parece ser.

“Que si les van a “inculcar” valores contrarios a los que ellos quieren”
Aparte de que no veo nada malo en lo que se va enseñar en esa asignatura. A menos que se esté en contra de la solidaridad, del respeto a los demás y del diálogo como método democrático de llegar a acuerdos y de defender nuestras ideas en la sociedad.
Aunque en esa asignatura algún profesor defienda alguna idea contraria a las mías ¿Y qué?
Es que yo no he transmitido a mis hijos unas ideas sólidas y en mi opinión buenas para ellos.
Que voy a hacer, ¿aislarles del mundo para que no reciban mas influencia que la mía?
¿Censuraré sus lecturas, los programas de televisión que ven y hasta sus amigos por si le influyen de manera opuesta a mis ideas?
¿Tan poca confianza tengo en mis hijos y tan poco respeto a su libertad individual que no confió en sus propias capacidades de discernimiento?
Pienso que yo les he transmitido a mis hijos unas ideas que, para mi, son buenas, por las que yo intento regirme en mi camino por la vida.Pero yo quiero que lean, que dialoguen, que comparen,…y que elaboren su propio código ético.
El suyo propio.No quiero clonar en mis hijos mi ideario.
Esto es para mis hijos:
Tener la mente abierta a nuevas influencias. Los padres queremos lo mejor para vosotros pero no estamos en posesión de la verdad.
Por qué la verdad absoluta no existe.
Poner en tela de juicio todo y a todos.Esa es la esencia de la juventud y lo que os permitirá el día de mañana ser vosotros mismos y no copias de nadie.Elegir vuestro camino. Escuchando, debatiendo,…elaborando vuestro pensamiento.
Bienvenida sea la Educación para la Ciudadanía.


Una poesía:

Déjame que te cuente

que la vida nunca está hecha

de chocolate y nata,

ni las alfombras rojas

aparecen a nuestro paso

como por arte de magia,

que Harry sólo está en los libros.
La vida es una empinada pendiente

llena de guijarros

que se clavan en los zapatos,

cuando no duras piedras

que nos hacen tropezar y caer

pero también nos obligan

a remontar de nuevo.
Y los árboles frondosos

no siempre están ahí

cubriéndonos del sol abrasador,

que nos quema

a la vez que nos baña con sus rayos,

y nos invita a seguir adelante

sin mirar nunca atrás.
Y a veces los desiertos

parecen destinados

a matarnos ahogados

masticando su arena,

más si no hacemos caso

a nuestra sed

aparece el oasis más temprano que tarde.
Y la noche puede ser tan negra

que la oscuridad

nos vuelva locos,

pero no, si conservas la calma

y miras hacia arriba

verás una pequeña estrella

que se ríe burlona.
Así que, hijo mío, no te des por vencido

porque empieces a descubrir

que es difícil ascender la montaña.

Ya ves cariño,

yo aún sigo subiendo

y no quiero perderme

ni un solo recoveco del camino.
Si quieres voy contigo,

te acompaño

hasta el próximo recodo

pero luego serás tú

el trotamundos

que dibujes las bifurcaciones

de tu propio destino…
Magdalena Márquez

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