Según el diccionario de la real academia española, "Estar en las Batuecas" significa estar distraído y como ajeno a aquello de que se trata, y así es como os quedareis si visitáis este impresionante paraje salmantino.Al acercarnos a este paraje lo primero que podemos ver es un precioso valle por el que desciende un arroyo, siendo el sonido de sus aguas el único que escucharemos además del de nuestras pisadas. Las Batuecas nos obliga a desconectar de nuestras obligaciones y problemas cotidianos para centrarnos en el deleite para la vista y el oído que nos ofrece su excepcional paisaje.
En este impresionante enclave se encuentra situado el Monasterio de Las Batuecas.Partiendo del monasterio y caminando durante unos 40 minutos aproximadamente siguiendo el cauce, encontramos unos restos de pinturas rupestres indicados por un cartel. Estas pinturas datan del neolítico y entre sus representaciones observamos hombres, cabras y abejas, demostrando la existencia de una vida prehistórica intensa.
Al ser el Valle de las Batuecas una zona limítrofe a la comarca de Las Hurdes, son numerosas las leyendas acerca de este lugar.
En el Valle de las Batuecas podemos encontrar animales de diversos tipos y especies.
La vegetación del Valle es muy variada. En él podemos encontrar una gran variedad de árboles y arbustos: acebos, alcornoques, alisos, avellanos, brezos, castaños, cerezos, chopos, cipreses, encinas, enebros, eucaliptos, fresnos, hiedra, higueras, jaras, madroños, moreras, nogales, olmos, pinos, robles, rosales, tejos, tilos y tomillos entre otros.
Cabe destacar también que en el Valle de las Batuecas abundan los restos fósiles.
La comarca de la sierra de Francia conjuga grandes atractivos paisajísticos con el encanto de unos pueblos que han sabido conservar casi sin modificaciones su singular arquitectura tradicional.


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