Siento vergüenza ajena…

… por las injusticias… por la violencia entre personas… asesinatos… corrupción… miserias… hambrunas… guerras olvidadas… violaciones continuadas de los derechos humanos…

¿Qué esta pasando?... pasa que es la realidad que vivimos en pleno siglo XXI, donde han sido y son olvidados valores como la moral, el amor, la ética y sobre todo el respeto al prójimo, a la vida y la justicia.

El hambre, las plagas, el incumplimiento de los derechos humanos están remontándonos siglos en la historia… podríamos volver a la época de las cavernas… y no se notaria nada…

Los seres humanos nos estamos convirtiendo en monstruos, animales salvajes y prehistóricos empeñados en convertir la vida en un infierno.

¿Hasta dónde vamos a llegar?...  

Tenemos a los dirigentes del mundo representando una gran comedia, según ellos en servicio a la población, cuando realmente lo único que les preocupa es engrosar sus arcas particulares…

Políticos que ocupan cargos para los que no están preparados... gracias al voto de personas humildes, trabajadoras y especialmente confiadas….

La corrupción política existe en todo el mundo… siempre con ideas merecedoras de un “Oscar”… aunque nunca efectivas, son solo para intentar desviar la atención del pueblo… siembran el temor, la discordia… usan el descrédito, la hipocresía… los insultos en lugar de dar ejemplo con educación y cultura… que es lo que deberían mostrar.

El sistema actual impuesto favorece solo a quien lleva las riendas y aparenta una preocupación que esta lejos de sentir.

Negocios donde se invierten horas enteras en intentar volver a esclavizar al hombre, quien recibe un magro salario a cambio de jornadas interminables, mientras unos pocos aumentan sus fortunas.

Vivimos expuestos a la violencia, a la discriminación… al acoso… a dementes violentos… capaces de pegar… violar o matar por diferentes motivos, todos ellos irracionales… y donde la justicia no actúa con justicia… rápida y eficaz… la justicia esta mas sorda, ciega y muda que nunca…

Violencia… violencia… violencia por todas partes… personas que matan… que mutilan… que violan…

No se que sentís vosotros… yo solo siento una gran vergüenza… un gran dolor por lo que estamos dejando a nuestros hijos…

¿Qué futuro les espera a nuestros jóvenes? En un mundo en el que se les enseña la injusticia… la arbitrariedad… la violencia… la inmoralidad… la falta de respeto y conciencia… donde no importa como se logre ni a quien se aniquile… para ostentar mayor grado de riqueza o poder…

¿Cómo es posible que solo importe a unos pocos el dolor de los inocentes?

¿Cómo es posible que se haya perdido el valor de la solidaridad?

¿A esto llamamos civilización?

Civilización, del crecimiento continuo en el egoísmo, en la avaricia y la ruindad material.

Civilización, del crecimiento sin fin en la sucia corrupción política, en el brutal estúpido abuso militar y en la trata infinita de esclavos.

Civilización, del crecimiento crónico, para dar lugar a guerras mundiales y con la ocupación como pretexto, para legitimar, la piratería y el genocidio.

Civilización del crecer con bárbaros designios, en el aumento de la cobardía y en el abusar de los pequeños como un derecho que da insana e infinita putrefacción.

Civilización, maldita civilización de creciente crueldad y desperdicio; que cargas con terribles cruces a la humanidad y contagias con tus sarnas de siglos la semilla de un futuro

¿Será posible poner freno a tanta injusticia?

Juntemos las manos todos aquellos que queramos poner freno a tanta injusticia… las manos que alzan su pulgar mostrando acuerdo, optimismo o compenetración… las que tocan la cuchara del mejor guiso, las que abrazan… las que acompañan a pasear por el parque… las que escriben poesías y novelas…

Nacimos con manos y nada permite distinguirlas a simple vista, unas de las otras, sólo en nuestras manos está qué hacer con ellas. 

Juntemos las manos y contemos lo que son y lo que quieren ser.

Manos que dan… que acarician… que defienden al débil… que se ofrecen… que acompañan… que abrazan… que sostienen… que dan vida… que construyen. 



Podría terminar este artículo, si creyera en lo divino, diciendo en esta Semana Santa “que el mismo Dios del que unos dicen que perdona, libera, ama y da la vida, hay otros que lo utilizan para castigar, someter, prohibir o matar”  pero como soy terrenal… 



Os digo que:

Los mismos ojos que leen estas líneas pueden fijar su mirada en los más necesitados y ayudarlos…

Los labios que ahora expresan “¡ah, pues es verdad!” son los mismos que podrían alzar la voz ante tanta injusticia… y decir ¡basta ya!... 

Las manos que agarran el ratón para cerrar este artículo son las mismas que decidiréis permanecer inmóviles o actuar ante las necesidades que vuestros ojos ven, las injusticias que vuestros oídos escuchan y las humillaciones que vuestros labios denuncian. 

Un saludo a tod@s.

3 comentarios:

Leonor dijo...

Hola, Gemma:
Muy buenas reflexiones las tuyas también, Has dicho con palabras lo que muchos pensamos, que somos los que nos hemos quitado la venda y exigimos, que no pedimos, ¡basta ya de que crean que somos seres sin conocimiento!, que a nosotros ya no nos engañan desde su escenario, que ya no nos hacen reír con su teatro, que pedimos que actúe la Justicia, con mayúsculas; aunque a saber dónde andará, quizá como dice un tema de Ska P "¿Y la Justicia dónde está?. Crucificada en los altares del capital".
Gracias por pasarte por mi blog.
Un abrazo.

fermin dijo...

Entreveo mucha rabia contenida en este apunte y creo que no es bueno echarse a la espalda tanta frustración que nos depara esta sociedad. Palabras, las tuyas, que generación tras generación se repiten. Cierto que que no avanzamos ni en justicia social, ni en la socialización del bienestar que nos depara la tecnología. Pero no es menos cierto que siguen habiendo voces que claman contra la injusticia. Sigamos dando testimonio, pero no desesperemos. Tengamos confianza en que llegaremos, los Homo- Sapiens, a la plena humanización, mas pronto que tarde.

Mª Gemma dijo...

Fermin, no hay ninguna rabia, sentimiento que no tengo, hablo de la realidad.

No me siento frustrada, aunque se porque se siente frustrada esta sociedad, dejando pasar, lo que pasa.

Seguiré trabajando por y para la justicia social. Sin tener confianza, esta se basa en los hechos, aunque sigo teniendo esperanza, basada en los deseos, en que cada vez seamos mas las voces que demos testimonio de tanta injusticia consentida.

Un abrazo