Poemas contra la pobreza… deberíamos sentir vergüenza…

Rebélate contra la pobreza (hambre)



...día de “Blog action day” contra la pobreza en el mundo... semana contra la pobreza en el mundo...
Pongo una serie de poemas y dos videos, hagamos una reflexión y preguntémonos
¿Cómo es posible que se muera la gente de hambre?
¿De sed?
¿Cómo es posible que haya personas en el mundo sin educación?... sin casa… sin nada de nada… malviviendo… vergüenza debería darnos… a todos… pero por encima de todos… mas vergüenza debiera darle a los poderosos… que ostentan grandes fortunas… a la Iglesia Católica y a cualquier religion, que no predica con el ejemplo (no incluyo a algunos creyentes que si andan luchando por el mundo contra la pobreza)… a los lideres políticos que no son capaces de cumplir el objetivo de erradicar la pobreza… a reyes, reinas y familias reales que viven de la sopa boba… a emires, emperadores….
Todos ellos nadando en la abundancia mientras millones de personas mueren en el mundo por ser pobres…
A otros que colaboramos en la medida de nuestras posibilidades… además nos queda la palabra… y no debemos callarnos… no podras acabar con toda la pobreza del mundo... solo ayuda al que tengas al lado... de manera individual.
Y de manera colectiva unete... entre todos podriamos acabar con la pobreza del mundo... y mientras no se haga... yo me averguenzo...

LAS ABARCAS DESIERTAS
Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.
Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.
Autor: Miguel Hernández
POBREZA A LOS DIEZ AÑOS
Toda mi angustia tuvo
la forma de un zapato.
de un zapatito roto,
opaco, desclavado.
El patio de la escuela...
Apenas tercer grado...
Qué largo fue el recreo,
el más largo el año.
Yo sentía vergüenza
de mostrar mi pobreza.
Hubiera preferido tener
rotas las piernas
y entero mi calzado.
Y allí contra una puerta recostada,
mirando,
me invadía el cansancio
de ver cómo corrían
los otros por el patio.
Zapatos con cordones,
zapatos con tirillas,
todos zapatos sanos.
Me sentía en pecado,
vencida y diminuta,
mi corazón sangrando...
Si supieran los hombres
cuánto a los diez años
puede sufrir un niño
por no tener zapatos...
Que anticipo de angustia.
Todavía perdura
doliéndome el pasado.
El patio de la escuela
y aquel recreo largo...
Mi piececito trémulo,
miedoso, acurrucado.
Mi infancia entristecida,
mi mundo derrumbado.
Un pájaro sin alas,
tendido al pie de un árbol.
La pobreza no tiene perdón
a los diez años.
Autora: Matilde Alba Swann
La extrema pobreza
Mientras perduren las desigualdades en el tener,
Alzare mi pluma contra la extrema pobreza.
Mientras de hambre muera tanta gente,
Retumbara mi voz con energía y fortaleza.
La extrema pobreza no es un mito genial,
Además, el término no solo es para lo económico.
Hay ricos y pobres con trayectoria presidencial,
Eso es verdad, aunque parezca lógico.
Donde haya un mundo de lámina y cartón,
Donde se pise sin unos dignos zapatos,
Donde todo sea discurso y relumbrón,
La extrema pobreza es del diario y no cosa de ratos.
El gallo, la maceta, el cazo, la escalera,
El sol, la luna, el mundo y la guitarra.
Todas las figuras salen, también la estrella,
Pero falta La Justicia en la Lotería, parece vacilada.
Autor: Raff
Los pobres
Los pobres son muchos
Y por eso
Es imposible olvidarlos.
Seguramente Ven
En los amaneceres
Múltiples edificios
Donde ellos
Quisieran habitar con sus hijos.
Pueden llevar en hombros
El féretro de una estrella.
Pueden
Destruir el aire como aves furiosas,
Nublar el sol.
Pero desconociendo sus tesoros,
Entran y salen por espejos de sangre.
Caminan y mueren despacio.
Por eso
Es imposible olvidarlos.
Autor: Roberto Sosa
Oda a la pobreza
Cuando nací, pobreza,
me seguiste, me mirabas
a través de las tablas podridas
por el profundo invierno.
De pronto eran tus ojos
los que miraban desde los agujeros.
Las goteras, de noche,
repetían tu nombre y tu apellido
o a veces el salto quebrado, el traje roto,
los zapatos abiertos, me advertían.
Allí estabas acechándome
tus dientes de carcoma, tus ojos de pantano,
tu lengua gris que corta la ropa,
la madera, los huesos y la sangre,
allí estabas buscándome, siguiéndome,
desde mi nacimiento por las calles.
Cuando alquilé una pieza pequeña,
en los suburbios, sentada en una silla
me esperabas,
o al descorrer las sábanas en un hotel oscuro,
adolescente, no encontré
la fragancia de la rosa desnuda,
sino el silbido frío de tu boca.
Pobreza, me seguiste por los cuarteles
y los hospitales, por la paz y la guerra.
Cuando enfermé tocaron a la puerta:
no era el doctor,
entraba otra vez la pobreza.
Te vi sacar mis muebles a la calle:
los hombres los dejaban caer como pedradas.
Tú, con amor horrible,
de un montón de abandono
en medio de la calle y de la lluvia
ibas haciendo un trono desdentado
y mirando a los pobres recogías
mi último plato haciéndolo diadema.
Ahora, pobreza, yo te sigo.
Como fuiste implacable, soy implacable.
Junto a cada pobre me encontrarás
cantando, bajo cada sábana de hospital
imposible encontrarás mi canto.
Te sigo, pobreza, te vigilo, te acerco,
te disparo, te aislo, te cerceno las uñas,
te rompo los dientes que te quedan.
Estoy en todas partes:
en el océano con los pescadores,
en la mina los hombres al limpiarse la frente,
secarse el sudor negro, encuentran mis poemas.
Yo salgo cada día con la obrera textil.
Tengo las manos blancas
de dar pan en las panaderías.
Donde vayas, pobreza,
mi canto está cantando,
mi vida está viviendo,
mi sangre está luchando.
Derrotaré tus pálidas banderas
en donde se levanten.
Otros poetas antaño te llamaron santa,
veneraron tu capa, se alimentaron
de humo y desaparecieron.
Yo te desafío, con duros versos
te golpeo el rostro, te embarco y te destierro.
Yo con otros, con otros, muchos otros,
te vamos expulsando de la tierra
a la luna para que allí te quedes fría
y encarcelada mirando con un ojo
el pan y los racimos que cubrirá
la tierra de mañana.
Autor: Pablo Neruda
Pobreza heredada
Me crié
pensando que la pobreza era normal
entre gomas de caucho quemadas y
el humo negro denso y sofocante.
Trepé
en él, hacia las alturas,
Para sentir lo que
sienten los de arriba
Pero la miseria, la mentira
y la incomprensión, eran lo mismo.
Aprendía saborear, el hambre
como un bocado negro,
a escuchar las voces
que salen de adentro,
que revuelven las tripas.
Me encandilé
por dientes blancos, enmarcados
en sonrisas frías, que de sus bocas
salían palabras que siempre oía
Y el...
¡Che pibe, no podes estar acá!
me taladraban mis sienes
y recordé que nací pobre
y que para mí, la pobreza era normal
Percibí
sus perfumes, que no son los de mi pobreza,
que me acompañan como las sombras.
Entre bares, cestos de basura,
parques y hospitales
Pero siempre van conmigo.
Me vestí
Con pantalones rasgados y zapatos rotos,
En medio de la calle, y bajo la lluvia.
Iba construyendo mi trono
de odio y resentimiento.
Y los miraba, con esa mirada de pobre,
con la ñata contra el vidrio.
Lo único que veía era tristeza,
soledad entre tanta riqueza.
Solo una ficticia ilusión de
pensar que lo tienen todo.
Pero, no son nada,
porque no tienen nada.
Con esta última
bolsa de basura, llena de
inmanencia e impiedad
Empaché de hambre a los pobres pibes.
Que en brazos deambulan colgados
de esperanzas y mucha resignación.
Pero no está permitido soñar,
y mucho menos desear una dulce espera.
Las noticias
dan vuelta las páginas
y pasan a otro tema,
Fabrican escenarios, disimulando paisajes,
pero estamos aquí, sin nada.
Y yo que pensaba que la pobreza era mía.
Autor: Desconocido


INTENTO DE EMPATIA

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