Ser ateo es ser como aquel hortelanoque mima, que siembra su propia semilla,
selecta con tiempo, nacida en sus manos,
de surcos regados con agua más limpia.
profundos, juraban calmar al sediento,
más vio en su día que todos los gozos
caían al fondo, sin retornar luego.
y a falta de agua que riegue semillas,
se hizo al camino con paso certero.
que vanos, negaban esencias de vida,
y encontró un oasis, su camino recto.
Ser ateo es palabra de victoria
que rompe mentiras y me aparta
del pozo de la angustia y me levanta
para emprender por mí la trayectoria.
y se dona, gratuita, en la mirada
libera del abismo de la nada
y perfuma recordándome la historia.
un infinito mirándome a los ojos
la vida que prefiero estar despierto.
que los curas hurtan al hambriento,
aun sabiendo que dios no tiene rostro.
“En cinco siglos no nos ha dado amor, ni paz, ni justicia. Por favor tome su Biblia y devuélvala de nuevo a nuestros opresores, porque ellos necesitan más sus preceptos morales que nosotros”.

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