

¿Es posible que se pueda sufrir “Síndrome de Estocolmo” colectivo?
Siempre se dice que existe la maldad porque existimos los seres humanos. Hasta donde se, la Naturaleza es objetiva, tanto le da un hermoso día soleado y primaveral, que un terremoto que se sale de la escala o una catástrofe. Para mí, la maldad es un acto individualmente humano, invención propia del que busca hacer el mal para obtener un beneficio. El mal ajeno, para el que lo práctica debe ser un gozo, pues hace creer a las victimas que es el peaje que tienen que pagar para salir ilesos.
Esto es una gran mentira, adobada con la falsa corriente, que proporciona la inercia de no saber y no querer ver y pensar, de no querer ser libre y responsable... tanto de nuestros actos, como de los actos que consentimos a los demás.
La maldad se ancla en la mentira que la sustenta, en el lavado de cerebro al que somete, al principio puede ser inocente, después voluntariamente y con la decisión del que, sabiéndose equivocado es incapaz de dar marcha atrás, por el miedo a reconocer su error y por el miedo a la venganza del grupo que le sustenta. Existe en los que no se paran a pensar en las victimas, en sus vecinos y sus miedos, y en ese silencio colectivo cuando los ven pasar.
Unas preguntas que quedan en el aire… Quién es el culpable de poner en tela de juicio este síndrome colectivo… ¿El que pregunta? ¿El que no contesta? ¿El que lo provoca? ¿El que lo sufre? ¿El que no lo sufre y pregunta?
Es terrible que las mentes corroboren este tipo de situaciones, el tiempo que ha pasado teniendo total impunidad los victimarios… deja a un pueblo, ante todo, perplejo y acojonado.
Hace un tiempo que trato de no hacer razonamientos serios sobre lo que está pasando, en protección de mi salud, pero siendo como soy, llego a la conclusión que la clase política está aferrada al cinismo y “el pueblo” tiene vocación de esclavo y no de persona libre. Creo que ambos necesitan terapias, unos por sinvergüenzas y otros por imbéciles.
Alguien dijo que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Toleran y consienten los engaños, los fraudes, los embustes y los abusos sin que a nadie le altere el pulso… Una sociedad inmadura… por no ser capaces de presentir las consecuencias de los actos y cuando estos se hacen evidentes, no solo aceptan esa realidad, sino que atribuyen a otros las responsabilidades que son solo nuestras.
¿Acaso estamos apestados de oportunos líderes? o es a la inversa ¿Han llegado a gobernantes los más notables ejemplos de locura colectiva?
Se me ocurren otras preguntas en búsqueda de explicaciones a este fenómeno:
¿En que nos sentimos beneficiados con esta situación? ¿En qué nos sentimos perjudicados en caso de que triunfe un mínimo de orden?
Disculparme el rollo, pero lo veo así.
Todo ciclo de vida implica diversos procesos: Nacer - Vivir- Morir. Vivir implica: consumir y producir (cosas buenas y malas) Esto implica un espacio y un tiempo. La normalidad produce trabajos y desechos. El mismo cuerpo humano acusa partes diferenciadas para cada función. Donde se come, no se ensucia.
Hay distintos tipos de suciedad. En una casa hay tipos de suciedad que se evacuan a través de procesos donde se realizan, unos en la Cocina y otros en un Baño.
¿Qué sucede cuando una persona tiene clausurado el baño de su casa? Una alternativa muy de moda en la Edad Media era tirarlos por la ventana… ¿Será que aun estamos en esa edad? No puede ser, hoy podemos salir a buscar un baño fuera.
Pasemos a otro nivel de suciedad y a otra escala que puede ser la de todo un pueblo.
¿Qué sucede cuando casi la mayoría de un pueblo se siente agredida en múltiples espacios y momentos y carece del reflejo de defenderse en tiempo y forma?
¿Qué sucede cuando se encuentran todas las puertas de expresión de discrepancia cerradas a su alrededor?
Esta sensación de sentirse amenazado ¿es sólo la realidad de nuestros días o es simplemente una comodidad histórica de cualquier gobierno de turno?
¿Acaso las acciones públicas no tienen consecuencias? Parece que no, después de todo, ese es el punto de una relación caciquil. Sin embargo, lo que me resulta más patético es que las victimas ni siquiera se defiendan de los que están encargados de la vida pública, en nuestras casas y que eligimos. Existe el Despido, cuando alguien no funciona. Hay que abrir las puertas y ventanas cerradas, en los espacios publicos, o bien buscar otros espacios de reflexión, ya se que mas de uno dirá que previamente hay que reflexionar y debatir, plantear, intercambiar o defender una posición… con tal de no llegar a la encrucijada de tomar una decisión. Pero todo esto lleva mucho tiempo cuando se quieren resultados, pero que lo haga otro. Y entonces, ¿qué hacen mientras tanto? Van de un lado al otro, según lo que caiga.
Existen pruebas de la irresponsabilidad y superficialidad de la mayoría, que van desde la dependencia con que se arrastran, pasando por las conductas poco exigentes. Tolerando y a veces apoyando ciertos abusos de poder (especialmente hacia los otros) con la excusa de que así actuarían (ellos mismos) si lo detentaran. ¡Que gran locura! Cuando dicen, hay que tener la capacidad de darse la vuelta y decir que la culpa la tiene el de enfrente ¿Quién la tiene?
¿Es posible que un pueblo tenga síndrome de Estocolmo? Lo creo posible, se crean lazos durante años… dan a unos y a otros no, quitan a unos y a otros no, según el momento… siempre esperando el cambio… con miedo a que este sea peor. Se han lavado muchos trapos sucios en casa, tantos, que el agua esta demasiado sucia y no da para más.
Por la parte que me toca he puesto un cartel que dice: “Bienvenidos a la lavandería.... hoy toca
colada” Hay que sacar a todos los ineptos de la política para enseñarles que sus acciones tienen consecuencias. Que si vienen a vivir del erario público o hacen su trabajo o no les daremos más pases gratis. Si no hiciste nada, a los 4 años te largas, sin misericordia y si haces algo en beneficio propio lo pagas. A esto se le llama relación laboral. No se nos olvide que son nuestros empleados.
Si nos damos a respetar dentro de nuestro propio entorno, quizás algún día habrá la suficiente valentía como para decirle al Cacique y a sus representantes que se larguen. Que no vengan cada 4 años a buscar votos y luego si te veo ni te conozco.
Quizás algún día se salga del círculo vicioso del abuso. Sin embargo, la historia nos dice que, a menos de que alguien intervenga, lo más probable es que… esto no pase. La historia dice que no, pero seria demasiado pesimista, no lo soy, pensar que no hay salida... Creo que es cuestión de seguir trabajando por lo que creemos. Es la única forma.
No solo es interesante y significativo, el pueblo que se ha sometido a las condiciones que le impone sus representantes (convenciendo a la ciudadanía de que es bueno estar con ellos para contar con un seguro de vida), sino aun mas la parte de ese pueblo, los que piensan diferente, que han terminado por “hacer la corte” de aquel que impone, con la excusa de que “mas vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
Cuídese el ciudadano de volver la vista hacia el enemigo, así llaman los que imponen, a quienes pueden librar del miedo, del secuestro: los demócratas que se oponen al régimen de terror.
El demócrata se convierte en enemigo cuando el pueblo se convence, de que todo el que se oponga a las exigencias del poder democráticamente elegido, ponen sus vidas, trabajos y haciendas en peligro, ¿acaso se las han regalado?
Por eso tantos ciudadanos abogan por el “diálogo”, no la denuncia, como lo que solucionará el “conflicto”. Intentan secuestrar las libertades de los que nos oponemos, quienes no somos presas del síndrome de Estocolmo porque nuestras ideas están claramente diferenciadas de las de quienes pretenden someter y somos conscientes de que ceder al chantaje, legalizar el secuestro masivo, por encima de leyes y derechos humanos: Es la demolición de la democracia.
¿Cuándo entenderá el pueblo que la distancia no es la justicia? pretender dar parte la razón a los caciques deriva en la complicidad con sus medios perversos y fines contaminados.
Llega a tal extremo la perversión, que las víctimas acaban aliándose a sus victimarios, asumiendo el “deber” de luchar, apoyar y defender a sus caciques.
Creo que los psicólogos deberían analizar el inquietante comportamiento colectivo, de un pueblo, que se expresa como seguidores de políticas marcadas por el despotismo, la amenaza.
De todo esto deben tomar buena nota los responsables, que no pueden ni deben dejar al socaire el destino de los ciudadanos sometidos. Porque resultaría terrible si se extendiera también entre ellos el síndrome de Estocolmo o ¿acaso ya esta extendido?
Los problemas generan a veces un problema añadido aun mayor: quienes los sufren pueden acabar viéndolos como algo natural, convencidos de que resultaría inútil hacer nada, sin reaccionar frente a ellos, asumiéndolos pasivamente, con la sola esperanza de que no les toque personalmente de que se invente pronto "vehículos que les transporten una estrella lejana". Son los mismos que tienen en sus manos los posibles mecanismos de solución.
El síndrome de Estocolmo ha causado estragos a quienes ciertas palabras, como “rebelión”, “revolución”, “crítica combativa”, “sublevación”, “desobediencia civil” o “resistencia”, les parecen una soberana majadería.
Puede ser que la especie humana sobreviva otros cien años, pero no está de más preguntarnos ¿Esto tiene que ser así?
Las piezas de este puzzle no encajan, solo encajan a los que manipulan. El cacique dice hay que combatir al discrepante, y dejan caer en las mentes (victimas) que son tan libres que hasta pueden dar opiniones, siempre de acuerdo a su modelo, que lo mas seguro es lo que hay y a saber que intenciones tiene el que pregunta, no vaya a ser que quiera hacer lo mismo que él, que llego primero y estas palabras deben ser hipnóticas para muchos, porque si todos escuchamos lo mismo y no estamos de acuerdo cuando no esta delante el cacique, ¿por qué cuando lo dice de frente no reaccionan?
Instrucciones para hacerse una varita:
En una noche de Luna Llena recoge una rama "caída" pequeña (hay que ser cuidadoso con el árbol) que tenga un par de palmos de largo. Déjala secar durante una semana y, después de este tiempo, escribe tu nombre completo (nombre y apellidos) sobre la vara. Finalmente, pega un cristal de colores en el extremo (también sirve un plástico que sea transparente o una piedra blanca). Y ya tienes tu propia varita de mando. Recuerda que debes recargar la varita de vez en cuando dejándola al sol, con cuidado que no te la roben, que están las cosas muy mal... y hay muchos esperando... cogerla.
Todo el que arriesga debe tener ciertas garantías de éxito: no pretender luchar contra molinos de viento, ni en un entorno de aguas pantanosas, ni con el miedo a un terremoto. Quién arriesga tiene cierta seguridad sobre el terreno que pisa, con el objeto de tener capacidad competitiva y no especulativa.
La palabra empresario-constructor-politico le queda grande a muchos, donde se aprecia que el objetivo que persiguen es el enriquecimiento personal. Qué tristes están los que lo que persiguen sin involucrarse en la evolución.

4 comentarios:
Una buena vara de avellano en todo el lomo a veces es lo mejor para que el ganado empiece a andar, otras veces también funciona ponerles un buen fardo de hierba delante del morro...en fin esto depende del dueño del establo....
Pero cuidado... por que la rebelión en la granja es posible....
muuuu.....
Gemma me ha gustado mucho tu reflexion...un salu2
No se si veran mis ojos la "revolucion en la granja"...confiaba en que si, pero los fardos de paja hacen que el ganado tenga continuamente la testa hacia abajo.
Tu profundo texto me ha recordado a Hegel y su dialéctica del amo y del esclavo... Voy a releerlo.
Un abrazo
Hannah
¿Síndrome de Estocolmo? Menudo el que tiene la chica austriaca a la que el paranoico de su vecino la secuestró durante varios años y ahora ella ha comprado la casa en la que estuvo secuestrada.
Publicar un comentario