
Tú que enciendes de color las flores,
perfumas los abriles,
y tiñes de ocres y amarillos los octubres,
tú que en los chopos,
cuelgas monedas de oro en los otoños,
y prendes música sobre sus hojas,
con la suave brisa en primavera.
Naturaleza...
déjame que me pierda entre las flores y la pradera,
libre, humilde, gozoso.
Permíteme que parezca joven siempre,
y salte sobre los obstáculos del camino
con agilidad de cervatillo,
vísteme de soles durante el día,
y cúbreme de estrellas por la noche.
No se donde voy,
ni me importa;
estoy de viaje y canto a los paisajes.
Autora: Martha Silvia Díaz.

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