cada historia, cada mensaje, cada inspiración,
lo hermoso que es querernos, y tenernos cerca.
Cuando todos comprendan
que la mujer no es un objeto sexual,
que la mujer no es un pedazo de carne,
que la mujer es inspiración,
que la mujer es un ser maravilloso,
que el mundo no sería el mismo sin nosotras…
Empezarán a cambiar, lo harán,
y el mundo será mejor…
Digamos no a la violencia contra las mujeres,
y no solo un día, por el contrario todos los días.
Y sigamos escribiendo en honor a las mujeres
maltratadas, asesinadas, violadas, discriminadas…
Y digamos NO a todo lo que atente contra las mujeres…
En los últimos años, nos han asaltado muchas noticias sobre el maltrato, la violencia de género. Rara es la semana en la que los medios de comunicación no se hacen eco de una muerte de una mujer a manos de un macho.
A día de hoy llevamos 91 asesinatos en lo que va de año en España.
Por una que denuncia y que consigue salir de ese infierno, hay otra al menos que tiene en su hogar una cárcel, alguien que le dice lo contrario a lo que hay que oír en ese refugio. Porque, al igual que el dolor, el maltrato puede ser psíquico y físico.
Y una vez más, tengo mis dudas de cuál es peor.
Antiguamente, la mujer era posesión del hombre, se cambiaba por ganado, o por una dote. Su labor era estar en casa, obedecer al hombre y depender de él. Una mujer que no se casaba, tenía dos caminos: el convento o la calle. No se pensaba que pudiera trabajar, tener independencia económica. Y, aunque no lo parezca, si lo pensamos lo que digo no es tan antiguo. ¿En el pasado había maltrato? Sin duda.
En la actualidad, los gobiernos legislan para proteger a las víctimas del maltrato, de la violencia de género.
Y el "macho" reacciona, sin saber qué hacer.
Y hablo de macho, porque el hombre es mucho más, porque por cada macho hay hombres que podrían sentirse ofendidos, que no son así y que no debo meter en el mismo lote, ni debo ni quiero.
¿Cómo reacciona el macho? A golpes, según su instinto. Siente miedo porque ya no lleva las riendas. La mujer puede trabajar fuera, ya no le necesita, y no tiene por qué aguantar. No puede aceptarlo y lleva a cabo su idea de "mía o de nadie más". No quiere perder su hegemonía y la mantiene aunque sea por la fuerza. Y no entiende que no, que su tiempo pasó y que una mujer es sólo propiedad de ella misma, que es su igual y que hace las cosas igual o mejor que él.
Por no hablar de que empiezan a sonar casos de violencia, de maltrato de la hembra al hombre. Algo igual de reprochable que cuando es al revés.
No hay barita mágica para solucionar estos conflictos, ojalá la hubiese. Una de las herramientas es la educación, el saber que el otro, sea del sexo que sea, es igual que yo y merece todo mi respeto.
Hasta hace poco se consideraba la violencia ejercida contra las mujeres como algo privado que ocurría dentro de la familia y sobre la cual la sociedad no tenía capacidad de actuación suscribiendo el no ver, no oír y callar. Sin embargo cada vez que “no vemos los golpes en el rostro de las mujeres, no oímos sus gritos de auxilio y callamos” estamos contribuyendo a perpetuar esta lacra social que atenta contra la vida de las mujeres.
Ellas, las muertas, son nuestras hermanas, hijas, amigas, vecinas, compañeras de trabajo... Entre todas y todos tenemos que romper el círculo del miedo, el muro de silencio. La violencia de género sigue siendo una amenaza cotidiana para las vidas y el bienestar de las mujeres.
Por todas las mujeres, niñas y adultas, del mundo que son agredidas, violadas, quemadas, vendidas, lapidadas, esclavizadas…
Ruego que nadie se escandalice por mi dureza, apelo a la antigua justicia, pero de forma imaginaria, pues aunque visceral, soy pacifica. Pero a veces surge el cabreo y lo pagan las letras que no tienen ninguna culpa.
Por lo tanto tomar mis palabras como tales, sin más.Una vida se fue en la puñalada.
En gasolina ardió, clavada en llama.
Una vida que a Cielo y Tierra clama.
Una vida que fue y ya no es nada.
Una vida muriendo alucinada.
Una vida que en miedo se derrama,
Y por miedo, en su absurdo pentagrama,
Ha dejado de ser, será olvidada.
Has sido tú, tú la has amordazado.
Has sido tu, cabron ¿la ves tendida?
Ahora dicto, yo, mi sentencia imaginada.
¡Que no finja locura arrepentida!
¡Que muera el degollante degollado!
¡Que pague el cabron con su vida!
Al menos que se haga justicia.
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