Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Redes

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Hubo un tiempo en el que todo el interior de Asturias era una gran mancha verde. Los extensos bosques, los cristalinos ríos y las escarpadas montañas pincelaban un exuberante paisaje poblado por los astures, un pueblo celta con una filosofía de vida profundamente relacionada con la naturaleza.
Pero estamos en el siglo XXI y la civilización moderna se ha encargado de abrir hueco entre las grandes masas arbóreas primigenias. La suerte que tenemos es que la naturaleza es una grandísima luchadora, y gracias a ello hoy día aún perviven en Asturias multitud de enclaves forestales de gran valor ecológico. Uno de los principales, por su excelente estado de conservación es, sin lugar a dudas, el Parque Natural de Redes. Comprende la totalidad de los concejos de Caso y Sobrescobio (lo que supone más de 377 km2) y se localiza en el sector centro-oriental de la Cordillera Cantábrica.
Se trata de un territorio de montaña abrupto y con grandes variaciones de altitud, que oscilan entre los 350 metros en los tramos inferiores del río Nalón y los 2.104 metros del Pico Torres. Esto propicia la existencia de una gran diversidad de formaciones vegetales y paisajes naturales.
Durante la primavera el estallido de la vida esta presente en todos los rincones. El surgir de las flores y el verdor de los árboles y praderías colorean los paisajes.
En verano las laderas cubiertas de brezos, tojo, piornos y escobas aún conservan gran parte de su colorido. Además, la floración en las zonas más altas alcanza con la entrada de la estación su apogeo.
En otoño comienza su metamorfosis para mostrarnos su cara más vistosa. Los cálidos ocres otoñales tiñen los bosques y comienza una fiesta de color.
En invierno, una estación dura, la nieve, los fríos días despejados tras las tormentas y las nieblas es lo que nos encontramos.
Una de las características principales de este parque natural es su carácter eminentemente forestal, ocupando los bosques maduros cerca del 40% del territorio. Se trata de masas caducifolias representadas fundamentalmente por hayedos y robledales de roble albar, aunque también se pueden destacar los rebollares, abedulares, castañedos y las alisedas. En la alta montaña se desarrollan matorrales de enebro rastrero, con arándano y brecina en los sustratos silíceos, y gayuba en los calcáreos.
Nueve son las especies habitantes de Redes incluidas en el Catálogo Regional de la Flora Vascular Amenazada del Principado de Asturias. Seis tienen el status “de interés especial”: el acebo, el tejo, la genciana, el narciso asturiano, el narciso trompeta y el licopodio alpino, este último un primitivo helecho citado en el puerto de Tarna.
Se pueden encontrar en Redes al menos 52 especies de mamíferos (todos los carnívoros cantábricos incluidos), 134 de aves, 10 de anfibios, 10 de reptiles y 4 de peces. El oso, el lobo, el rebeco, el ciervo, el corzo , el jabalí, la marta, el armiño, el gato montés, las liebres europea y de piornal... Igualmente, los órdenes de insectívoros, roedores y quirópteros están ampliamente representados.
En lo que a aves se refiere, las más representativas serían el urogallo, el águila real, la culebrera europea, el buitre leonado, el alimoche, el azor, el halcón abejero, el halcón peregrino, el pico mediano, el pito negro, el agateador norteño, la perdiz pardilla, el treparriscos, el gorrión alpino...
Los ríos están en un excelente estado de conservación, y son el hábitat, entre otros, de la nutria, el turón, el desmán ibérico, el mirlo acuático y el martín pescador. En cuanto a peces, la trucha común es la especie más representativa.
La existencia de los embalses de Rioseco y Tanes en la zona baja del parque hace que también se puedan observar aves acuáticas como el ánade real, la cerceta común, el porrón moñudo, el porrón común, la polla de agua, la focha común, el zampullín común, la garza real o el rascón. Los taludes del embalse de Rioseco albergan, además, una colonia de avión zapador.
Otro gran valor que atesora este enclave es su gran riqueza etnográfica, por lo que merece la pena dedicar un tiempo a la visita de pueblos como Ladines, Soto, Agues o Abantro, en los que podremos ver multitud de construcciones tradicionales típicas de la zona y en perfecto estado de conservación.
La tradición maderera se encuentra muy arraigada y, lejos de las explotaciones forestales indeseables, ha respetado concienzudamente la naturaleza. Bastará con que nos adentremos en alguno de sus acogedores pueblos para darnos cuenta de que este material tuvo y aún tiene en la zona una gran importancia para la construcción de casas, hórreos y un sinfín de objetos, como por ejemplo la madreña (calzado autóctono que resultó la solución perfecta durante decenios para poder caminar por caminos sin embarrarse demasiado).
Mencionar también que la vaca casina o asturiana de las montañas es una raza catalogada como “en peligro de extinción” por la normativa estatal. Es un bóvido de pequeña talla, un peso medio de 350 Kg. y una alzada de aproximadamente 1.40 metros, de color rojizo o castaño, aspecto vigoroso y gran rusticidad. La leche de la asturiana de las montañas se utiliza para la elaboración artesanal del queso casín, uno de los más antiguos de España y con un sabor que resulta fuerte y picante.
Sus animales:


Armiño








Azor











Turón









Buitres Leonados













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